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Así se ve una herida emocional

Hace rato quería hablar sobre heridas emocionales, pero no sólo escribir sobre el tema apareciendo en tu buzón de spam como cada semana, sino realmente hablar frente a la cámara sobre esto que nos afecta a todos.

Pero fue algo que siempre fui dejando para después, posponiéndolo porque no me gustaba la cámara, el microfono, la iluminación, etc… y lo más curioso del asunto es que cada vez que solucionaba uno de estos problemas me venían a la cabeza tres o cuatro razones más para no hacerlo.

Así que decidí aplicar lo que hablamos en la newsletter de la semana antepasada, la del propósito, y empecé a revisar si tal vez estaba demasiado centrado en el objetivo en vez de enfocarme en cultivar una virtud.

Pero no, en este caso no iba por ahí… el propósito de hacer videos estaba clarísimo… Había algo más.

Realmente lo que me impedía grabar ese video sobre heridas emocionales de una buena vez era precisamente una herida emocional en mí.

Y esa es precisamente la principal característica de toda herida; te limita en una o varías áreas de tu vida.

Es algo que por más que intentes no puedes, te trabas y te autosaboteas.

No depende de tu motivación, de tu constancia ni de tu disciplina.

Es algo más, en un dolor profundo que evitamos a toda costa y que en ese mismo intento de evasión levantamos un muro.

Generamos, al igual que una herida física, una especie de costra, una capa dura e insensible que nos protege de ese dolor.

Y es esta la segunda característica de toda herida, nos hace generar un muro, mecanismos de defensa, barreras que nos protejan de lo que en un pasado dolió.

Estos mecanismos suelen pasar desapercibidos, como por ejemplo, en mi caso el mecanismo era evitar el conflicto a través de la búsqueda de “perfección”. Mi mente encontraba tantas cosas para mejorar que al final no lo hacía, no me exponía.

Ahora, obviamente no es la primera vez que me pasa algo así.

Antes me pasaba esto mismo en mis relaciones de pareja.

Siempre algo faltaba para entrar en una relación…que había que sanar, que había que “triunfar”, que había que estar “resuelto”, o también algo que encontraba que le faltaba a pepita, juanita, etc…

Un montón de idioteces que contaba mi cabeza para no exponerme a lo que me daba miedo por experiencias pasadas.

Y es esta la tercera característica; estas defensas se transforman en un patrón. Sin darnos ni cuenta en miles de ocasiones pensamos, sentimos y actuamos EXACTAMENTE IGUAL.

Cayendo, por lógica, en ciclos que se repiten una y otra y otraaa y otra vez, sobre todo en el área de las relaciones de pareja.

Pero hay luz al final del túnel.

Cuando te das cuenta de cuál es el dolor del que te estás protegiendo, lo comprendes, te abres a ser compasivo con esa parte de ti y decides bajar tus barreras…uff se abre el cielo. Las cosas realmente cambian.

áreas que estaban bloqueadas se vuelven a abrir

y como a mí me pasó, de repente agarras fuerzas, grabas el video y lo subes a youtube.

Y aunque le sigues encontrado 1.500 cosas a mejorar, te abres a elegir actuar distinto y pasan estas cosas

En este video te cuento en más detalle este proceso y que puedes hacer para ir destrabando esas áreas que están profundamente limitadas por una herida.

Gracias por leerme,

Ignacio.

PD: El ejercicio descrito en el video es parte del ebook confrontar, el programa de 28 días para ir directo a la causa de la ansiedad y/o los ataques de pánico.

Imagen del autor

Quién soy yo?

Mi nombre es Ignacio Urzúa, me dedico a realizar acompañamientos uno a uno para ayudar a las personas a identificar y romper patrones de pensamiento y comportamiento repetitivos que limitan su vida. Me centro en explorar la infancia y la historia familiar de mis consultantes para entender y abordar los conflictos recurrentes en sus vidas.

Los beneficios de este acompañamiento incluyen el desbloqueo de obstáculos en las relaciones, la mejora de la calidad de las relaciones, la identificación de creencias limitantes, la reducción del estrés y el fomento del amor propio. La mayoría de mis consultantes describen las sesiones como un gran despertar, al darse cuenta hasta qué punto repetían su historia familiar y dirigían su vida en base a sus heridas de infancia.

Estaré encantado de acompañarte en tu proceso. 

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