¿Aún no te suscribes?

Se parte de mi lista de lectores y recibe mi contenido en tu correo cada domingo. 

Sanar no existe… pero sí puede cambiar tu vida

Por un lado, voy a decirte que la sanación no existe. Y por otro, te voy a decir que lo mejor que puedes hacer es invertir en sanar.

Sí, suena contradictorio. Pero no lo es.

Te explico por qué.

Sanar no es ese estado perfecto de paz eterna que a veces te venden. No es apagar la mente, erradicar el dolor ni convertirte en un gurú iluminado que flota por la vida. De hecho, esta es la razón por la que nunca pongo fotitos de gente feliz para promocionar mis sesiones o mi formación. Suena a humo a kilometros.

Yo no puedo ayudarte a llegar a ese lugar, porque no tengo idea de cómo se hace. Y no es mi objetivo ni lo será.

¿Qué sí puedo hacer? Ayudarte a estar un poco mejor que ayer.

Eso es todo. Y a mi parecer, es suficiente.

De eso se trata. De aprender a caer un poco menos bajo la próxima vez, tener “bajos más altos”. De seguirte observando, una y otra vez. Suena agotador, ¿verdad? Y tal vez lo sea. Pero, honestamente, ¿qué otra cosa vale más la pena?

Volveré a caer en ser autorreferente y lo pondré más claro.

Antes, mi ego me atrapaba con historias cómodas, pero tóxicas: “das más que los demás”, “no es recíproco”, “se están aprovechando de ti”, o “las relaciones de pareja son una pérdida de tiempo”. Si me hubiera seguido enganchando con eso, mi relación habría durado dos semanas, como todas las anteriores.

Hoy, sigo escuchando esas mismas historias cada vez que tengo algún conflicto con la Caro. Mi mente no ha cambiado tanto, pero mi respuesta sí. ¿La diferencia? Antes me tardaba una década en darme cuenta. Ahora, dos horas.

El trabajo de ego hizo maravillas.

¿Es perfecto? Para nada. ¿Es tremendo avance? Absolutamente.

Sanar no significa que todo a tu alrededor cambie. Muchas veces, no puedes mover ni un centímetro las circunstancias externas. Lo que cambia es cómo las ves. Cuando aprendes a ver el mismo problema desde otro ángulo, algo en ti se libera. Ya no peleas con lo que es. Lo aceptas. Y en esa aceptación hay paz.

Entonces dime, ¿cuánto tiempo llevas atrapado en las mismas historias? ¿Cuándo fue la última vez que cuestionaste lo que creías de tu infancia, de tu familia, de tu ex? ¿Sigues viendo el mundo con los mismos lentes de siempre o los has actualizado?

La sanación como tal no existe, estamos constantemente en proceso.

Estamos constantemente “sanando” a medida que avanzamos en ese proceso.

Me salió hasta poético jaja

Buen domingo,

Ignacio.

Imagen del autor

Quién soy yo?

Soy Ignacio Urzúa, y me dedico a algo muy simple, pero poderoso: ayudarte a soltar el peso que no es tuyo. Trabajamos juntos, uno a uno, para desarmar patrones y creencias que vienes cargando desde tu infancia y que hoy te frenan. Esos bloqueos que sabotean tus relaciones, tu tranquilidad y hasta tu autoestima tienen un origen, y mi trabajo es acompañarte a encontrarlo y liberarlo.

No te prometo milagros, pero sí claridad. Mis consultantes suelen decir que estas sesiones son como quitarse una venda de los ojos: descubren cómo la historia familiar que cargaban estaba dictando sus decisiones y repitiéndose en su vida. Si estás listo para dejar de pelear con el pasado y empezar a vivir la vida que quieres en vez de la que quieres, aquí estoy. 

Formación integral en Transgeneracional

Llega a la raíz de los conflictos emocionales que te frenan y aprende a guiar a otros en su sanación. Aquí no hay atajos, solo herramientas reales para transformar vidas, empezando por la tuya.

Otros escritos