Dicen que el pez es el último en conocer el agua.
Para alguien que nace en el agua y vive toda su vida en ella, sonaría raro preguntarse ¿qué es el agua?
Pero este es el tema, las preguntas obvias, las preguntas que incluso suenan tontas, a veces son las más profundas.
En la formación integral de transgeneracional respondemos a varias de estas preguntas que parecen obvias ¿qué es sanar? ¿qué es la enfermedad? ¿qué es la coherencia? ¿qué es el miedo? ¿qué es la culpa? ¿qué es la vergüenza? ¿qué es la lealtad? para darnos cuenta de que las respuestas no son tan obvias ni fáciles como parecían.
Dentro de estas preguntas obvias, todos sabemos que nuestro entorno tiene una tremenda influencia en nosotros, vale decir la cultura, la religión, política, etc. Sin embargo, hay una pregunta fundamental ¿quién o quiénes nos traspasan la cultura, la religión, política, etc. a nosotros?
Nuestra familia.
Y hay más ¿de quiénes aprendemos qué es el amor? ¿qué esperar en una relación de pareja? ¿qué tolerar o qué no? ¿qué es una familia? ¿cuál es el mi rol en el mundo?
Pese a que la respuesta es tremendamente obvia, aún así, cuando las cosas no funcionan bien en nuestro día a día, cuando nuestras relaciones de pareja fallan, cuando nos saboteamos a través de relaciones disfuncionales, cuando nos encontramos pensando, sintiendo y actuando crónicamente de la misma manera, rara vez nos preguntamos ¿de dónde viene esto?
Y la respuesta a esa pregunta no tiene NADA que ver con nuestra situación actual.
La respuesta es la misma de siempre, de nuestra familia, de los bloqueos y dolores que al igual que el pez normalizamos a tal nivel que somos incapaces de ver.
Hay cuatro bloqueos inconscientes que me gustaría compartir contigo el día de hoy, que son mencionados en un libro muy popular estos días llamado “Este dolor no es mío”. El fin de este escrito no es que los sanes, porque no puedo acompañarte en ese proceso en cinco minutos de lectura, sino para comenzar a identificar de dónde podría venir realmente el bloqueo que te aqueja.
El primero de ellos es habernos fusionado con uno de nuestros padres, lo cual tiene que ver con asumir inconscientemente el dolor de uno de ellos. Esta dinámica se produce cuando desde muy niños vemos a nuestros padres sufrir y, de una u otra forma, comenzamos a cargar con la responsabilidad de hacerlos feliz o aliviarlos de su dolor. Sin embargo, como no podemos remediar la situación, muchas veces elegimos de manera inconsciente repetir el mismo dolor en nuestra propia vida, como una forma de “empatía” o lealtad al dolor de esa persona. Llevándonos a la repetición de la historia.
El segundo bloqueo tiene que ver con rechazar, culpar o cortar relaciones con uno de nuestros progenitores. El problema de esta situación, es que esas emociones, rasgos o características que rechazamos en nuestros padres, de una u otra forma nuestro inconsciente se encarga de hacerlas perdurar en nosotros , lo cual se traduce en un imán a parejas, amigos, socios, jefes, etc que tengan exactamente las mimas características que tiene o tenía ese progenitor al cual nosotros rechazamos.
El tercer bloqueo se produce cuando tenemos una interrupción temprana del vínculo con nuestra madre. Esta rupturaa puede ser física o emocional y, por lo general, está influenciada por patrones trasngeneracionales. Las madres que no lo gran tener un vínculo con sus hijos, la mayoría de las veces, vivieron exactaemnte lo mismo con su propia madre. Este bloqueo lleva a experimentar ansiedad en las relaciones, en donde pareciera que no es seguro tener una pareja, ya que en cualquier minutos se puede ir, ni tampoco tener hijos.
El cuarto bloqueo tiene que ver con identificarse inconscientemente con un familiar distinto a los padres. Este es uno de los bloqueos más difíciles de ver, ya que es necesario hacer un análisis de la historia familiar, y tiene que ver con repetir, para bien o para mal, la historia o los sentimientos de algún familiar. Es como si heredáramos los fragmentos de un trauma que alguien más vivió, llevándonos a reproducir el mismo dolor interno que, por ejemplo, aquella tía que perdió a sus dos hijos. Lo anterior nos puede llevar a tomar medidas extremadamente sobreprotectoras con nuestros hijos y a un miedo constante a perderlos.
Cuando no encontramos ninguna explicación a nuestras formas de pensar, sentir y actuar es necesario mirar nuestra historia familiar. Nuestra forma de ser es total y absolutamente coherente con nuestras vivencias en nuestra infancia y con las vivencias de quienes nos precedieron.
Encontrar esa coherencia trae paz. No estamos “mal” simplemente reproducimos dolores de los que muchas veces no somos conscientes.
Aunque nuevamente insisto, este escrito no te va ayudar a sanar el bloqueo, pero te va ayudar a dar un tremendo paso. Identificar de dónde, posiblemente, viene el conflicto, cosa que al igual que en casi todos los oficios y profesiones generalmente es lo más difícil.
A veces es más difícil identificar el conflicto que solucionarlo.
Pero siguiendo las pistas adecuadas, se hace más fácil, es por esto que siempre digo, no basta con ser terapeuta, hay que ser un detective.
Y afortunadamente, hay un lugar en donde se encuentra la respuesta a casi todas nuestras preguntas; en nuestra misma historia familiar.
No mirarla es como ir a buscar un tesoro sin el mapa.
Lo que es obvio o evidente, puede ser lo más sorprendente.
Gracias por leerme!
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