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Valoramos lo que sentimos que perdimos.

Somos capaces de mucho, tal vez mucho más de lo que pensamos.

Tenemos un gran potencial que generalmente dirigimos hacia lo que más valoramos.

 

Pero, ¿qué es precisamente lo que valoramos?

 

A veces valoramos cosas externas.

Ponemos valor en las personas.

Creamos condiciones para sentirnos felices o plenos.

“Seré feliz cuando tenga…” (pareja, amigos, familia, dinero, fama, casa propia, estatus, títulos, tiempo, etc.)

O “Seré feliz si tengo de los demás…” (apoyo, lealtad, admiración, respeto, etc.)

Y de esta forma, establecemos que el valor está fuera, en lo que conseguimos o causamos en otros.

 

Así como también hay personas que valoran un estado interno,

como sentir tranquilidad, paz, presencia, calma, amor y verdad.

 

Y ahora, la pregunta es: ¿Por qué valoramos lo que valoramos?

 

En mis redes sociales, pregunté abiertamente a quienes me leen, ¿qué es lo que valoran?

La mayor parte de esas respuestas ya fueron usadas como ejemplo en este escrito,

pero hay algunas que revelaron algo más.

 

“Valoro tener una familia sana porque vengo de una familia tóxica” .

“Lealtad, confianza, no abandonar en momentos difíciles”.

 

Parecería que lo que más valoramos es aquello que sentimos que no tuvimos.

Y eso dirige nuestra voluntad hacia un objetivo.

Valoramos lo que creemos que necesitamos para ser felices,

sobre todo si es que no lo tuvimos o aún no lo tenemos.

Y esto nos lleva a otra pregunta, ¿esto realmente funciona?

 

Finalmente, tener una familia amorosa o encontrar a alguien que siempre esté ahí,

efectivamente, es algo maravilloso,

que probablemente nos hará estar tremendamente agradecidos con la vida,

al sentir que hay algo valioso en nosotros.

Pero, si esa familia se llegara a romper o llegáramos a perder a esa persona que siempre está ahí,

¿Nuestra vida perdería su valor?

 

El valor en sí mismo:

Parece que la vida nos exige ser flexibles en todas las áreas,

incluso en lo que valoramos de la vida misma.

 

A pesar de que es tremendamente valioso tener a alguien a nuestro lado,

parece que también es necesario valorar nuestra soledad.

Debemos ser flexibles y elegir conscientemente lo que valoramos.

Porque seguir valorando algo que no tenemos o ya no está en nuestra vida,

solo trae sufrimiento.

 

Y no, no se trata de dejar de valorar la idea de tener familia, dinero, fama o lo que sea,

sino de valorar también lo que está disponible para nosotros en este momento.

 

Y algo, una constante en tu vida,

siempre está y estará presente, y ese eres tú.

Lo curioso es que, entre las numerosas respuestas que recibí,

nadie dijo que se valoraba a sí mismo.

Y no, no es de extrañar

Lo que generalmente valoramos está condicionado

por lo que no tuvimos,

por lo que otros desean,

pero rara vez apunta a lo que realmente necesitamos.

Nuestra voluntad es ilimitada, pero ciega.

Por lo que surge la necesidad de cuestionar y aprender a ser flexibles,

respecto a lo que valoramos o creemos necesitar

y si es posible,

ir incluso más allá y recordar

que sin ti, no hay nada que valorar.

 

En caso de que lo hayas olvidado,

tú eres lo valioso por encima de todo lo demás.

Imagen del autor

Quién soy yo?

Mi nombre es Ignacio Urzúa, me dedico a realizar acompañamientos uno a uno para ayudar a las personas a identificar y romper patrones de pensamiento y comportamiento repetitivos que limitan su vida. Me centro en explorar la infancia y la historia familiar de mis consultantes para entender y abordar los conflictos recurrentes en sus vidas.

Los beneficios de este acompañamiento incluyen el desbloqueo de obstáculos en las relaciones, la mejora de la calidad de las relaciones, la identificación de creencias limitantes, la reducción del estrés y el fomento del amor propio. La mayoría de mis consultantes describen las sesiones como un gran despertar, al darse cuenta hasta qué punto repetían su historia familiar y dirigían su vida en base a sus heridas de infancia.

Estaré encantado de acompañarte en tu proceso. 

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