Mira, te voy a ser sincero.
Durante años vi a mi mamá con ataques de pánico severos. Para “sanarla”, termino en algo similar a una barra libre, pero de psicofármacos. ¿El resultado? En lugar de ayudarla, la desconectaron completamente de ella misma. Para colmo, seguía con ataques de pánico. Y claro, después de eso, yo perdí toda fe en el sistema tradicional.
Pero, como suele pasar, cuando un camino te decepciona, buscas otro.
Y ahí llegó el boom del transgeneracional a mi vida.
Mi madre, por casualidades de la vida, se atendió con una terapeuta que no tenía ni un título universitario, pero sí algo mucho más valioso: herramientas que iban directo al grano, al origen del conflicto.
El transgeneracional no es de mucho blah blah, ni de preguntarte por tu semana, va al grano. Te lleva a lo que cargas de tu historia familiar.
Y te voy a decir algo: ver cómo mi madre empezó a salir adelante con esa terapia fue un terremoto para mí.
Me movió todo. Literalmente.
Dejé psicología, tuve un accidente grave que casi me hace perder una mano (y no sé tú, pero yo creo firmemente que lo que le pasa a nuestro cuerpo es un reflejo de lo que pasa en nuestra mente), y mi mundo cambió de dirección.
En resumen:
- Me formé en transgeneracional.
- Empecé a tener sesiones 1 a 1.
- Tuve buenos resultados y mis consultante me recomendaban con sus amigos.
Hasta ahí, todo viento en popa. Yo estaba enamoradísimo de la teoría, al punto de creer que era la única verdad.
Pero luego llegó algo que pasa siempre: el tiempo. Y con el tiempo, la madurez.
¿Y sabes qué aprendí? Que el transgeneracional es tremendamente poderoso. Pero no es suficiente.
Sí, es la base. Sin él, nunca entiendes por qué te pasa lo que te pasa.
Pero para sanar… para realmente sanar, necesitas más.
Porque no solo se trata de tu árbol familiar.
- Está lo que repites como loro en tu cabeza. Las mismas narrativas limitantes, una y otra vez.
- Están las sensaciones atrapadas en tu cuerpo. Esos nudos que se activan cada vez que algo te recuerda al pasado.
- Y están las formas de reaccionar que aprendiste en la infancia. Esas que sigues usando, aunque ya no te sirvan.
El resultado: sigues repitiendo lo mismo, como si estuvieras atrapado en un loop infernal (si viste la serie Lucifer sabrás a que me refiero con infernal).
Por eso armé el enfoque que uso hoy: el Transgeneracional Integral.
Sí, el transgeneracional es la base, pero no se queda ahí. En mi trabajo integro otras teorías:
- El ego y la sombra (para disolver esas viejas creencias sobre lo que eres y no eres.).
- Las heridas de infancia (para entender tus reacciones automáticas).
- Técnicas como PNL y compassionate inquiry (para deshacer patrones de pensamiento y reconectar contigo).
¿Por qué? Porque, al final, lo que importa no es solo entender. Es transformar.
Y esa transformación empieza con lo más importante: la relación que tienes contigo mismo.
Si esto te hace sentido, déjame contarte algo más.
La masterclass llamada “No eres tú, soy yo” la tuve que correr para el próximo domingo (culpo a mi proveedor de internet y al chip de mi router que decidieron colapsar al mismo tiempo)
Ahí voy a hablar de los temas más comunes en relaciones de pareja (sí, también incluye el no poder concretar una relación) y cómo resolverlos desde esta mirada integral.
Spoiler: no va a ser una charla ligera. Realmente espero decirte aquellas cosas que no te han dicho antes, aunque duelan.
Es posible que escuches cosas que no te gusten.
Pero los cambios reales no vienen de quedarte en tu zona de confort.
Vienen de los cambios de percepción.
Las grandes transformaciones siempre vienen después de un gran “Ah….eso era….”.
Será en vivo por YouTube el domingo 12 a las 12hrs Chile, 10hrs. Miami, 16hrs. España, y aquí te dejo el link:
Haz clic aquí para unirte a la charla
Un día antes (sábado 11) te enviaré otro correo con un recordatorio y el link de acceso. De ahí no hago más Spam hasta la siguiente formación.
Gracias por tu paciencia y comprensión. Espero verte el domingo 12.
Ignacio Urzúa.
