Heridas de infancia

¿Cuáles son tus miedos de fondo?

El fin de este video es que identifiques tu miedo de fondo para que así en las lecciones siguientes puedas trabajar sólo sobre los miedos que tienen que ver contigo. No tiene sentido que trabajes con todos, ya que muchas veces se contradicen entre sí. Trabaja sólo los dos más importantes o tres en caso que incluyas el útimo (miedo a la libertad).

Miedo al miedo: 

Este miedo tiene que ver con evitar cualquier situación conflictiva, lo cual es un espiral directo al odio. El hecho de reprimir lo que sentimos, de no manifestar lo que nos molesta no es necesariamente madurez. La mayoría de las veces es miedo a no ser aceptados.

También tiene que ver con no saber exigir lo que merecemos, el someternos a tareas sumamente desgastantes sin manifestar nuestra molestia o sin abrir el diálogo a otra opción.

Nuestro miedo al conflicto nos impide expresarnos y abrirnos a la resolución de los problemas, por evitar un mal rato nos guardamos nuestros sentimientos y luego estos se manifiestan a través de pensamientos autodestruc-tivos. Nuestro diálogo interno se torna extremadamente agresivo con nosotros mismos por no saber decir “no quiero” “necesito esto” “esta situación me molesta” etc.

También implica la dificultad para comunicar lo que se siente, creando un nudo en la garganta o una cabeza en blanco cuando se trata de expresar lo que se siente.

Básicamente es uno mismo el que no se permite ser y expresarse por miedo a lo que pasó en experiencias pasadas.

Miedo a la frialdad:

Este miedo es sumamente difícil de identificar, ya que las personas que lo poseen (como yo) están convencidas de ser más hábiles que los demás en el mundo intelectual. Dado que se reconocen más hábiles que los demás, y que de hecho, muchas veces realmente lo son, sin darse ni cuenta asumen mucho más responsabilidades de lo normal o de las que deben, y así sin darse ni cuenta pasan a ser la persona que resuelve todos los conflictos de sus familiares, especialmente de sus padres.

El sentido del deber es imperativo, y dentro de eso está ser buenos hijos, y para eso llegamos hasta lo inverisímil para convencernos de que lo hacemos porque queremos, pero en realidad, nos incomoda profundamente.

Este miedo nos fuerza a constantemente tener que aparentar ser perfectos, es realmente agotador. Date permiso para expresarte.

Una vez ya hayas liberado una parte de esa rabia interna, es momento de ir un poquito más profundo y darnos cuenta que esa emoción solo oculta una más profunda, la tristeza.

Si sentimos miedo a la frialdad es porque probablemente tuvimos una infancia muy exigente, en donde o tuvimos que hacernos cargo de un hermano o de nuestros mismos padres. También puede deberse a que nos exigieron demasiado en torno a lo académico o que sentíamos que las cosas en nuestra casa estaban demasiado mal como para traer problemas, y por eso nos propusimos ser perfectos. Es muy probable que pese a que intentamos ser perfectos o que asumimos más responsabilidades de lo que correspondía a cierta edad, de todas formas no nos sentimos vistos, creemos que nadie reconoció nuestro esfuerzo y eso produce una profunda tristeza interna al sentir que los demás no nos ven.

 

Miedo al abandono 

Este miedo es sumamente difícil de identificar, ya que las personas que lo poseen (como yo) están convencidas de ser más hábiles que los demás en el mundo intelectual. Dado que se reconocen más hábiles que los demás, y que de hecho, muchas veces realmente lo son, sin darse ni cuenta asumen mucho más responsabilidades de lo normal o de las que deben, y así sin darse ni cuenta pasan a ser la persona que resuelve todos los conflictos de sus familiares, especialmente de sus padres.

El sentido del deber es imperativo, y dentro de eso está ser buenos hijos, y para eso llegamos hasta lo inverisímil para convencernos de que lo hacemos porque queremos, pero en realidad, nos incomoda profundamente.

Este miedo nos fuerza a constantemente tener que aparentar ser perfectos, es realmente agotador. Date permiso para expresarte.

Una vez ya hayas liberado una parte de esa rabia interna, es momento de ir un poquito más profundo y darnos cuenta que esa emoción solo oculta una más profunda, la tristeza.

Si sentimos miedo a la frialdad es porque probablemente tuvimos una infancia muy exigente, en donde o tuvimos que hacernos cargo de un hermano o de nuestros mismos padres. También puede deberse a que nos exigieron demasiado en torno a lo académico o que sentíamos que las cosas en nuestra casa estaban demasiado mal como para traer problemas, y por eso nos propusimos ser perfectos. Es muy probable que pese a que intentamos ser perfectos o que asumimos más responsabilidades de lo que correspondía a cierta edad, de todas formas no nos sentimos vistos, creemos que nadie reconoció nuestro esfuerzo y eso produce una profunda tristeza interna al sentir que los demás no nos ven.